En 2019, tanto en Unión Europea como el mundo, el movimiento verde cobró impulso. La agenda medioambiental se ha convertido en una prioridad global, con activistas como Greta Thunberg, que ha conseguido una gran aclamación internacional, y la nueva presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que quiere que “el Acuerdo Ecológico Europeo se convierta en el distintivo de Europa”, con el objetivo de que Europa sea el primer continente neutro en cuanto a emisiones de carbono.
Los objetivos institucionales se están alineando con el importante cambio de la opinión pública hacia el apoyo de un estilo de vida más respetuoso del medio ambiente. Industrias como la de la construcción también se han dado cuenta de la importancia de mantenerse al tanto de las cambiantes perspectivas de la sociedad y se han dado a la tarea de encontrar soluciones sostenibles y económicamente viables.
Para proporcionar estas soluciones, las empresas están desarrollando materiales tecnológicamente avanzados que tienen una larga vida útil, un alto rendimiento y son versátiles, como los polímeros compuestos. Las resinas epóxicas son polímeros reactivos que apoyan la sostenibilidad de varias maneras. Hacen que los productos sean más eficientes en el uso de energía, más duraderos, reducen las necesidades de mantenimiento, ofrecen aislamiento térmico y aumentan la vida útil del producto. Todo esto utilizando sustancias más respetuosas del medio ambiente que sus homólogos más baratos como el hormigón y el metal.
La construcción barata tiene un precio a largo plazo cuando se eligen materiales de menor calidad en lugar de opciones más duraderas. Las empresas están invirtiendo en la expansión de las capacidades de las resinas epóxicas probadas y confiables para desarrollar materiales de construcción como la barra de epoxi reforzada. Un ejemplo de esto es la barra de refuerzo LITESTONE, que tiene una excepcional resistencia a la corrosión y fuerza que puede soportar condiciones extremas como la tensión mecánica e intemperie. La vida útil de una barra de refuerzo epoxi es de 100 años en comparación con la media de la industria de 50 años para las barras de refuerzo de metal. La barra de acero, aunque es barata, es susceptible a la corrosión causada por las sales, la humedad y los productos químicos. La hinchazón causada por la corrosión aumenta la presión sobre el hormigón, lo que acelera el deterioro de la estructura, haciendo necesarias costosas reparaciones.
Además de tener una vida útil más larga que reduce la cantidad de residuos producidos por la industria, la tecnología LITESTONE es mejor para el medio ambiente que muchas otras barras de refuerzo de larga duración que incorporan materiales más perjudiciales para el medio ambiente, como estireno, que puede filtrarse al entorno circundante.
Las barras de refuerzo también proporcionan aislamiento térmico, lo que reduce el movimiento del calor y la condensación de vapor dentro del hormigón, reduciendo la deformación, la humedad y el moho. Cerca del 50% de las pérdidas de calor de los edificios se producen a través de los muros exteriores. El aislamiento térmico reduce esta pérdida de calor y, si se aplica correctamente en todo el edificio, puede reducir los gastos de energía hasta un 50%. Los edificios son los mayores consumidores de energía de la UE, lo que llevó a la Comisión Europea en 2018, como parte de sus propuestas legislativas sobre energía limpia, a crear una vía para descarbonizar los edificios para el año 2050.
A medida que se desarrolla la política verde, los arquitectos y la industria de la construcción en general necesitan desarrollar una perspectiva sostenible a largo plazo junto con ella. Uno de los retos a los que se enfrenta la industria de los compuestos es su mayor coste inicial en comparación con los materiales de la competencia. Sin embargo, a largo plazo estos costes pueden ser mucho más bajos si se consideran varios ahorros, como los costes de mantenimiento.
En un contexto actual de clima riguroso y cambiante, también puede ser especialmente beneficioso poder construir rápidamente edificios flexibles y duraderos. Las prácticas de construcción modernas, como la construcción modular con materiales compuestos, se utilizan para construir rápidamente edificios temporales que pueden ser desmontados y reutilizados en otro lugar. Estas prácticas apoyan la reutilización como parte de la economía circular. Esto contrasta con las soluciones tradicionales que no apoyarían esta flexibilidad. Por ejemplo, en Brasil, escuelas destruidas por fuertes lluvias se reconstruyeron en dos meses utilizando métodos de construcción modular, mientras que los cimientos de hormigón podían tardar entre 2 y 4 semanas en construirse solos.
Invertir en materiales compuestos de alta calidad hoy en día ahorrará tiempo, energía y dinero, a la vez que evitará la excesiva e innecesaria lixiviación química y los residuos de la construcción. En 2019, el Consejo Europeo concluyó que el mantenimiento y la renovación de los edificios existentes pueden desempeñar un papel en la transición verde. Subrayaron la importancia de financiar la investigación y comercializar los resultados de la misma para desarrollar productos de construcción más sostenibles que reduzcan el impacto del ciclo de vida de los edificios, aumenten la eficiencia energética y reduzcan las emisiones de CO2.
Es la industria de los compuestos, incluidos los productores de epoxi, la que está invirtiendo en la creación de soluciones económicas respetuosas con el medio ambiente para los problemas de la construcción, como el uso excesivo de energía y los altos costes de mantenimiento. Las resinas epoxídicas son un compañero esencial para la industria de la construcción a medida que avanza hacia la era verde.